21 noviembre 2009
¿Así que Tú eres rey?
Posted by P. Pedro Ayala | 21 noviembre 2009 | Category:
Cristo Rey,
Reflexión sobre la Palabra del Domingo
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Otorgamos tronos y coronas con facilidad...
pero ¿qué significa
pero ¿qué significa
decir que CRISTO es REY?
Por otro lado, hoy nuestra sociedad concede muchos “tronos y coronas” a personas que por su desempeño en ciertos ámbitos culturales, deportivos o que sé yo, imponen su dominio, de ahí que tenemos el “rey del pop”, el “rey del futbol”, “el rey de…” hablar del “rey” genera en nuestra mente imágenes muy diversas y es cierto que éstas orientan o determinan nuestra forma de pensar, es un buen momento para que ahora nos preguntemos ¿qué significa para mí decir qué “Cristo es Rey”? ¿Es acaso una imagen bonita que puedo usar, pero que no ejerce ningún tipo de dirección o gobierno en mi vida? ¿Es un tirano que suprime mi libertad? O ¿es un título que hoy le otorgo y mañana se lo retiro?
Este domingo 22 de noviembre de 2009, celebramos la solemnidad, la gran fiesta de Cristo Rey, con la cual cerramos el año litúrgico, a lo largo de éste hemos contemplado y meditado el misterio del amor de Dios, que envía a su Hijo, que encarnándose asume nuestra condición humana, nos muestra el camino para volver a la casa paterna, muriendo en la cruz nos ha dado la salvación y con su resurrección nos abre las puertas a la vida eterna.
Ante la pregunta de Pilato que escuchamos en el Evangelio, Jesús responde que su reino no es de este mundo, no es como pudiéramos imaginarlo o como quisiéramos que fuera. El reino de Jesús es de amor y misericordia, de comprensión y perdón, de acogida para los alejados, de generosidad con todos. Su reino es toda una forma de convivencia entre las personas en la que se parte de un principio básico: somos hijos del mismo padre y, por eso, somos hermanos. Lo que tenemos, lo que somos, lo compartimos. Y esa es la única forma de alcanzar la plenitud, nuestra plenitud. Ese es el reino de Jesús. Eso es lo que hoy celebramos.
Dejar reinar a Cristo es entregarle las riendas de nuestro interior, de nuestros pensamientos, nuestros juicios y nuestras obras y que en todas las dimensiones de nuestra existencia esté Él siempre presente: en el trabajo, en el descanso, en la familia, en nuestra diversión, Jesús nunca me estorba, ni limita mi persona, al contrario, saca lo mejor de mi y me enseña a ponerlo a disposición de los demás. Proclamar a Cristo como Rey, no es sólo una bonita expresión, ha de ser una petición constante, porque un rey así nos conviene… que cuando recemos la oración que Cristo nos enseñó, al decir “venga a nosotros tu reino” lo digamos aceptando el gobierno de Cristo en nuestra vida.
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DE ACUERDO CON TU REFLEXIÓN PEDRO, YA ES HORA QUE LE DEMOS A EL VERDADERO REY SU VERDADERA CORONA, NUESTRA VIDA EN OFRENDA Y SACRIFICIO A JESUCRISTO REY