10 junio 2012

Fidelidad comprobada

Posted by P. Pedro Ayala | 10 junio 2012 | Category: , , | 0 comentarios

En el ambiente electoral que estamos viviendo en México es común oír hablar de alianzas y pactos entre partidos y candidatos, mismos, que muchas veces son ignorados en cuanto han pasado unos días meses o años.

Quién se compromete con su palabra, quién se mantiene fiel ante un compromiso asumido en libertad... Recuerdo que cuando era niño y jugaba con mis amigos o compañeros, al momento de hacer un compromiso, de establecer una regla de juego o hacer una apuesta, todo esto podía ser anulado desde el principio si uno de los participantes “hacia changuitos” o “cruzaba los dedos”. 

Con el paso del tiempo, el crecimiento necesario y obligatorio nos ha llevado a asumir responsabilidades, aceptar compromisos, realizar pactos, pero muchas veces los seguimos ignorando, fingimos amnesia “en serio… yo dije eso” no me acuerdo… o simplemente no los cumplimos. Con facilidad negamos la los compromisos, la palabra dada parece no tener valor, por lo tanto hoy más que nunca necesitamos de los documentos que respalden los compromisos, que hagan constar que realmente dos partes se han implicado, que quieren y deben cumplir un compromiso.

Ésta es nuestra realidad como personas ordinarias, como simples y mortales humanos, hoy decimos sí, y mañana podemos decir con facilidad “dijo mi mamá que siempre no” a veces no lo decimos, simplemente ignoramos nuestros compromisos, es parte de nuestra naturaleza humana, por fortuna, si queremos llamarle así, Dios no es como nosotros y si Él ha hecho una alianza con nosotros, permanece fiel a pesar de nuestra infidelidad, si ha dicho que amará a su creación, se mantiene fiel a esta promesa es un amor que se reafirma y se confirma continuamente. ¿Qué le pasa entonces a Dios que sigue siendo fiel a su promesa aún cuando nosotros no le correspondemos? ¿Es que le gusta sufrir y sentirse defraudado una y otra vez? Nada de eso, Dios es fiel porque Dios es amor, porque nos ama nos perdona, Él reafirma una y otra vez su alianza, lo hace con su Hijo que se entrega por nosotros y nos salva. ¿Cuál ha de ser entonces nuestra respuesta? La respuesta es sencilla, al menos al escribirla, ciertamente no será igual en la vida ordinaria. Es tratar, intentarlo, querer  corresponder en con nuestras decisiones, nuestros actos, y nuestros pensamientos al amor que Él nos tiene. No es una tarea fácil pero tenemos la certeza de que Dios conoce nuestra condición humana y aceptará lo que nosotros hagamos para corresponder a su amor.

Les dejo con esta bonito canto que puede ayudarles en la oración
Marcos Witt, Dios de pactos (2003)

26 mayo 2012

Un lenguaje común

Posted by P. Pedro Ayala | 26 mayo 2012 | Category: | 1 comentarios

¿Cómo es que cada uno de nosotros
los oye en su propia lengua?Hch. 2, 8.
El lenguaje común del amor 
nos permite comparir y formar comunidad,
 esto es gracias al regalo del Espíritu Santo


En el domingo mundial de las misiones (DOMUND) de 2009, comenzaba con este trabajo personal, había elegido esa fecha como un elemento simbólico, para comenzar con la misión de evangelizar en los nuevos foros, en los nuevos y modernos areópagos en las nuevas plazas… en “la red”.

Han pasado ya dos años y unos cuantos meses de este inicio, de manera más o menos regular he venido compartiendo una pequeña reflexión en torno a la Palabra de Dios, tomando como referencia el evangelio dominical. A finales de febrero, tal vez antes, me he ausentado de este “nuevo patio” pues me encontraba preparando el viaje a mi destino de misión.

Hoy se cumplen dos meses de mi llegada y coinciden con esta fiesta de pentecostés, es un buen momento también para retomar esta actividad, la evangelización en la red, ¡así que ya estoy de vuelta!

Del miedo y el aislamiento al valor y la comunicación
Celebrar la fiesta del Espíritu Santo, el gran acontecimiento que dio a los temerosos discípulos, la fuerza para salir y anunciar al resucitado, ellos se encontraban encerrados por miedo, y ante una situación semejante como fue la crucifixión de Jesús,  es normal el buscar seguridad, es el instinto de conservación, sin embargo este instinto hacía que el gran regalo de la salvación, que Dios nos había ofrecido en su Hijo quedara oculto, aislado e incomunicado, era necesario que recibieran ese Espíritu que motivara, que impulsara a vencer el temor  salir y compartir con los demás la experiencia que ellos había vivido.

Jesús se presenta en medio de sus discípulos, les desea y les ofrece la paz, después les concede el Espíritu Santo, en el relato de los hechos de los apóstoles, san Lucas describe el momento y expresa con claridad cómo es el Espíritu Santo quien les impulsa a salir, a hablar y comunicar lo que ellos habían recibido y quienes les escuchaban aunque no tenían la misma lengua materna podían comprender el mensaje, como si hablaran un mismo idioma.

La presencia del Espíritu Santo no es sólo en un momento concreto, cincuenta días después de la pascua, mucho menos hace dos mil años. Es una presencia continua y constante que sigue impulsando a miles de cristianos a compartir su experiencia de encuentro con el Resucitado. Es cierto no podemos ver al “Espíritu Santo” pero si podemos ver las obras que impulsa y que realiza en aquellos que le aceptan, podemos ver cómo todos comprendemos el lenguaje del amor, podemos contemplar cómo a pesar del daño sufrido se es capaz de perdonar, podemos contemplar a muchos jóvenes que de distintas maneras buscan transformar y renovar la sociedad, pasar de la injusticia a la solidaridad, de la indiferencia al compromiso.

La fiesta del Espíritu Santo, nos ha de impulsar a todos y cada uno de nosotros a dar frutos, a dejarnos guiar y conducir por este Espíritu, vencer el temor al qué dirán, hablar éste lenguaje común, salir de nuestra seguridad y dar testimonio de que la salvación que Dios nos ofrece es real y palpable en todos y cada uno de los que hemos sido salvados por Nuestro Señor Jesucristo.

P. Pedro Ayala sdb

08 enero 2012

La salvación es para todos

Posted by P. Pedro Ayala | 08 enero 2012 | Category: | 0 comentarios

P. Pedro Ayala sdb. 
 
Es posible que pensemos, o que nos hayan hecho pensar que la salvación ofrecida por Dios es exclusiva de unos cuantos, derecho de un pueblo o de una raza. Esta forma de pensar puede corresponder a un tiempo particular, o a un grupo, pero no a nuestro Padre Dios que ama sus hijos, que quiere a su creación y que por amor envió a su Hijo para darnos su salvación.

Hoy en algunas partes celebramos EPIFANIA, en otras ha sido ya celebrada el pasado seis de enero, haciéndola coincidir con la tradicional fiesta de Reyes. La palabra epifanía significa manifestación, celebramos por tanto la manifestación de Jesús, el hijo de María y de José, como el Hombre, el Rey y Dios. Es una manifestación no sólo a los del pueblo de Israel, ésta se abre a los pueblos lejanos, que gracias a la contemplación de los signos celestes se ponen en marcha para contemplar el acontecimiento anunciado y esperado; Dios se hace hombre. “Hemos visto su estrella y hemos venido a adorarle”.

En el evangelio de Mateo se expresa, por medio de este relato simbólico, el origen divino de Jesús y su tarea salvífica como Mesías, como rey de Israel, heredero del trono de David; para ello el evangelista insiste en nombrar con exactitud el lugar donde nació Jesús y en confirmar, a través del Antiguo Testamento, que con su presencia en la historia se da cumplimiento a las palabras de los profetas. Por otro lado, el rechazo de este nacimiento por parte de las autoridades políticas (Herodes) y religiosas (sumos sacerdotes y escribas) del pueblo judío y el gozo infinito de los magos, venidos de Oriente, anuncian desde ya ese carácter universal de la misión de Jesús, la apertura del evangelio a los paganos y su vinculación a la comunidad cristiana. La Epifanía del Señor es la celebración precisa para confesar nuestra fe en un Dios que se manifiesta a toda la humanidad, que se hace presente en todas las culturas, que actúa en todos, y que invita a la comunidad creyente a abrir sus puertas a las necesidades y pluralidades del mundo actual.

La celebración de la epifanía o fiesta de los reyes magos (más conocida a nivel tradicional y popular) es una gran oportunidad para reconocer que Dios quiere que todos recibamos su salvación, sin importar la nacionalidad, la raza, la cultura. El evangelio es buena noticia para todos y cada uno de los hombres, y sin pensar que evangelizar consiste en un simple proselitismo que busca que todos entren a formar parte de una Iglesia, reconocer que la salvación se ofrece sin límites, basta aceptar y vivir el regalo de Dios con nosotros.


Epifanía, tiempo de luz

Si no deseas perecer como vagabundo por haber perdido las referencias y la dirección del camino.
Si no deseas ser indigente, menesteroso de amor y de paz profunda.
Si no quieres que te invada el sentimiento de vacío y de ausencia.
Acoge la luz de la Palabra de Dios que viene en tu ayuda y se convierte en horizonte de sentido.
Contempla el resplandor que nace de lo alto, déjale que inunde tu corazón.
Pronuncia el nombre de quien sabes que te ama: ¡Jesús!
Adora, a quien se te muestra en brazos de su Madre, y se deja querer por los humanos, mas es Dios
El nombre de Jesús es el único que nos trae la salvación definitiva. Él se ha hecho uno de nosotros.
Él quiere habitar en nuestro mismo interior y sentarse a la misma mesa de nuestra existencia.
Hoy, gracias a la naturaleza humana del Hijo de Dios, también nosotros podemos entrar en el misterio de la divinidad. Por el nacido en Belén llevamos la semejanza del Hijo de María. Somos resplandor de la gloria de Dios.
Tú puedes ser luz, y estrella, referencia e indicación de la dirección acertada, la que conduce a los brazos de María, como lo hicieron los Magos.
“Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre” (Hb 13, 8). Él se prolonga en la maravilla de la creación, fruto de su Palabra, en cada rostro humano, sacramento de su humanidad, en los que lo invocan reunidos en su nombre, y con su presencia invisible, en la Eucaristía, pan partido y lema de vida.
Hoy resplandece para todo los pueblos la salvación de Dios.
Angel Moreno
http://www.ciudadredonda.org/articulo/epifania-tiempo-de-luz

31 diciembre 2011

TEMÍA Y AHORA VIVO

Posted by P. Pedro Ayala | 31 diciembre 2011 | Category: | 2 comentarios

P. Jaime Emilio González Magaña
Un año que termina nos ofrece siempre una magnífica oportunidad para hacer un balance realista y sincero de nuestra vida y revisar sus luces y sombras. Podemos decir que tenemos un año más y hacer la cuenta de los ideales realizados o, asimismo, ante un año menos de vida, confesar la lacerante realidad de decisiones y propósitos jamás cumplidos. Con una actitud conformista, siempre encontraremos innumerables razones para quedar satisfechos con lo que hemos hecho; sin embargo, si hemos propiciado una actitud de hacerlo todo por la mayor gloria de Dios, invariablemente encontraremos algo que no hemos logrado o no hemos hecho bien. Estos días he reflexionado sobre algunas frases de Enrique Cáceres -un amigo paraguayo- que me han ayudado para agradecer la vida como un eterno punto de partida o perpetuo y continuo comienzo. Descubrí con no poca alegría que he podido liberarme de muchos miedos para afrontar el futuro con un ánimo sereno y esperanzado.
«Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo». La soledad se ha convertido en mi mejor amiga cuando he apostado por ser menos duro e inmisericorde conmigo mismo; cuando he entendido que soy amable por ser quien soy y no porque haya cumplido las expectativas de los demás. «Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso si no lo intento». En medio del frenético trajín cotidiano no puedo permanecer paralizado por el miedo ante la constatación de mis límites; son ellos los que me lanzan a buscar caminos siempre nuevos. «Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mí». Comprendí que siempre hay quien envidia gratuitamente y no puedo ni quiero dar a otros el permiso para que mis acciones dependan de su visto bueno. «Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mí mismo». He sido yo mismo, he crecido y experimento una enorme paz y serenidad con mis éxitos, dudas y fracasos.
«Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer». ¡Y qué dolor más grande que el que produce la traición de un amigo o la calumnia de quien uno ha creído cercano! Momento supremo para fiarse solamente de Dios y, desde Dios, creer que la amistad no es un mito. «Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras». Obviamente sería infinitamente más fácil seguir adelante si me acostumbro a mentir y fingir que no percibo en otros la mentira. Me da pavor por el asco que me produce que llegara a seguir este juego simplemente por el temor de sufrir. «Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien un comienzo». Cuando he contemplado la horrorosa muerte y he sentido su espantosa frialdad, todo se vuelve oscuro, la esperanza de agota, el alma enmudece y, sin saber apenas cómo, la certeza de la resurrección me ha ayudado a aferrarme a la vida y estar preparado para cuando llegue la hora de unirme a los que ya se han ido.
«Temía el odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia». Estoy aprendiendo a romper sus cadenas porque quiero sentirme verdaderamente libre y apostar por el amor aun cuando me llamen ingenuo. «Temía al ridículo hasta que aprendí a reírme de mi mismo». Disfruto y saboreo mis tonterías e ignoro a quien quiere pasarse de listo y afirma que jamás se ha equivocado. «Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día». Y agradezco al Señor el regalo de la vida, mi familia, mi sacerdocio, mis amigos y sólo me dolería que el tiempo se agotara y no hubiera vivido a tope. «Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más». Y me he liberado, incluso he aprendido a perdonar y aun siento lástima y rezo por quienes no me han aceptado y mucho menos me han amado. «Temía a la oscuridad hasta que vi la belleza de la luz de una estrella». Y cada noche la vivo como si fuera la última porque siento la grandeza de Dios que en cada latido del corazón me dice que me ama y se fía de mí. «Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar». Y agradezco a Dios que me dé la fuerza de hacer el balance de mi vida porque he comprendido que cada día es una nueva oportunidad de ser lo que no he sido y pedir su gracia para no quejarme de lo que -por miedo-, no he vivido.

20 noviembre 2011

Envejecer es obligatorio, crecer es opcional

Posted by P. Pedro Ayala | 20 noviembre 2011 | Category: | 2 comentarios

P. Jaime Emilio González Magaña, S. I.
Con el paso de los años vamos aprendiendo que es mejor decir solamente aquello que más conviene y por tal motivo esta semana decidí compartir una reflexión que no es mía. Se trata de una historia real que sucedió en la Universidad  de Antioquia, en Medellín, Colombia y que un jesuita amigo me compartió hace algún tiempo. Ni siquiera sé quién es el autor por lo que pido perdón por no mencionar su nombre. Es una historia hermosa y simple -como la vida misma- que comienza así: «El primer día de clase en la Universidad, nuestro  profesor se presentó a los alumnos y nos desafió a que nos presentásemos a alguien que no conociésemos todavía. Me quedé de pie para mirar alrededor cuando una mano suave tocó mi hombro. Miré para atrás y vi una pequeña señora, viejita y arrugada, sonriéndome radiante, con una sonrisa que iluminaba todo su ser. Dijo: "Eh, muchacho... Mi nombre es Rosa. Tengo ochenta y siete años de edad. ¿Puedo darte un abrazo?"... Me reí y respondí: "¡Claro que puede!" Y ella me dio un gigantesco apretón. "¿Por qué está Usted en la facultad? Respondió juguetona: - "Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener un montón de hijos y entonces jubilarme y viajar-".  

"Está bromeando", le dije. Yo estaba curioso por saber qué la había motivado a entrar en este desafío con su edad; y ella dijo: "¡Siempre soñé con tener estudios universitarios, y ahora estoy teniendo  uno!" Después de clase caminamos hasta el edificio de la unión de estudiantes, y compartimos una malteada de chocolate. Nos hicimos amigos  instantáneamente. Todos los días en los siguientes tres meses teníamos clase juntos y  hablábamos sin parar. Yo quedaba siempre extasiado oyendo a aquella "máquina del tiempo" compartir su experiencia y sabiduría conmigo. En el curso de un año, Rosa se volvió un icono en el campus universitario y hacía amigos fácilmente dondequiera que iba. Adoraba vestirse bien, y se reflejaba en la atención que le daban los otros estudiantes. Estaba disfrutando la vida...Al fin del semestre invitamos a Rosa a  hablar  en nuestro banquete del equipo de fútbol. Fue presentada y se aproximó  al pódium.  

Cuando comenzó a leer su charla preparada, dejó caer tres de las cinco hojas al suelo. Frustrada, tomó el micrófono y dijo simplemente: Discúlpenme, ¡estoy tan nerviosa!... Nunca conseguiré colocar mis papeles en orden de nuevo, así que déjenme hablar a ustedes sobre aquello que sé". Mientras reíamos, ella despejó su garganta y comenzó: "No dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar". Existen solamente tres secretos para que continuemos jóvenes, felices y obteniendo éxito: 1. Se necesita reír y encontrar humor en cada día. 2. Se necesita tener un sueño, pues cuando éstos se pierden, uno muere... ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo sospechan! 3. Se necesita conocer la diferencia entre envejecer y crecer... Si usted tiene diecinueve años de edad y se queda tirado en la cama por un año entero sin hacer nada productivo, terminará con veinte años...  

Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año y no hago cosa alguna, quedaré con ochenta y ocho años... Cualquiera consigue quedar más viejo. Eso no exige talento ni habilidad. La idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre oportunidad en  la novedad. Los viejos generalmente no se arrepienten por aquello que hicieron, sino por aquellas cosas que dejaron de hacer. Las únicas personas que tienen miedo de la muerte son aquellas que tienen remordimientos. Al fin de ese año, Rosa terminó el último año de la facultad que comenzó tantos años atrás. Una semana después de recibirse, Rosa murió tranquilamente durante el sueño. Más de dos mil alumnos de la facultad fuimos a su funeral en tributo a la maravillosa mujer que enseñó, a través del ejemplo, que "nunca es demasiado tarde para ser todo aquello que uno puede probablemente ser". Estas palabras han sido divulgadas por amor, y en memoria de Rosa: "Envejecer es obligatorio, crecer es opcional". Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya, porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás»