20 marzo 2011

Hacer un alto

Posted by P. Pedro Ayala | 20 marzo 2011 | Category: |

P. Pedro Ayala sdb.
Hemos iniciado el caminar de la cuaresma, y tal vez cuando pensamos en cuarenta días de penitencia, cuarenta días de privaciones –como si en los otros días no las hubiera-, cuarenta días de introspección y reflexión, puede ser que el camino resulte pesado y que por lo mismo muchos ni siquiera se interesen en dar el primer paso y comenzar a caminar.

En este segundo domingo de cuaresma, la iglesia en su pedagogía, en su forma de enseñar, nos ofrece una serie de lecturas que nos invitan a hacer un alto en este camino, y darnos cuenta que tiene sentido, que los esfuerzos personales y sacrificios se orientan a un bien mayor.

Jesús va en el camino con sus discípulos, muchos de ellos le siguen, pero con un poco de incertidumbre, no entienden si es el momento que se va a dar la liberación del pueblo de Israel del dominio de Roma, no saben que resultará de esa visita a la ciudad de Jerusalén, donde Jesús ya tiene enemigos, pues sus palabras, sus acciones y sus milagros han alterado el orden político y religioso, establecido hace mucho tiempo y que beneficia a algunos cuantos y estos cuantos no estaban muy dispuestos a perder sus beneficios.

En este ambiente Jesús invita a tres de sus discípulos ha hacer un alto, subir al monte, a tener un respiro, y es allí en el monte que Jesús muestra su gloria, transfigura su persona, se muestra radiante, lleno de luz, se olvida por un momento, el gris del panorama venidero, es una experiencia consoladora para aquellos discípulos que tal vez tengan muchas dudas en su corazón. Es una experiencia tan grata que con mucha naturalidad Pedro se expresa y dice: “Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.”

Muchas veces nuestra vida se pinta de gris, un solo tono, la rutina invade, parece carcomer y oscurece el panorama, en este momento somos invitados por Jesús, para hacer un alto en el camino, subir el monte y vislumbrar la gloria, el sentido de lo que hacemos. Tomar el aire fresco de la montaña, pregustar y experimentar el Reino de Dios aquí en la tierra. Tal vez te estés preguntando cómo lograr esto cuando en la actualidad el panorama no resulta muy prometedor, la violencia va en aumento, el sistema de justicia, al menos en México, se tambalea y ya no sabes si protege o ataca al inocente, y absuelve al culpable, cuando el sistema económico neoliberal no ha cumplido con su falsa promesa de bienestar y riqueza para todos. Y sin pretender que sea una receta médica, te puedo decir que cuando disfrutas con tu familia, cuando experimentas la fraternidad sincera de tus amigos, cuando en oración descubres que la voluntad de Dios es que seas feliz, cuando ayudas de manera desinteresada, es cuando el panorama gris se llena de luz, las cosas se transfiguran, tú mismo cambias. 

Es cuestión de fe, como Abraham que escuchó a Dios en oración y dejó lo que tenía, sus seguridades y comodines para ir en busca de la tierra prometida, nuestra vida es un camino, un camino que nos conduce a Dios nuestro creador, y andando este camino podemos experimentar su presencia, amor y compartirlo con los otros que también caminan hacia Dios. La vida tiene sentido.

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