Es frecuente escuchar en los noticieros del país notas relacionadas con la muerte; masacre de jóvenes en distintas ciudades de México, personas privadas injustamente de su libertad, “levantotes”, culto a la muerte muchas veces relacionado con el crimen organizado, en pocas palabras pareciera que la cultura de la muerte poco a poco gana terreno, que hay más muerte que vida, y hoy más que nunca la Palabra de Dios tiene que resonar con fuerza, ser buena noticia en nuestro oídos y en nuestro corazón, saber, creer y reconocer que Cristo Jesús ha vencido a la muerte, y que ésta no tiene la última palabra.

Esta buena noticia requiere, necesita de heraldos, de portadores de esta buena noticia, jóvenes, adultos, personas mayores que viviendo el regalo que Dios nos hace de la fe, sean, seamos capaces de comunicar esta buena noticia.

Tal vez como los saduceos del relato del evangelio sugerido para este domingo 7 de noviembre, haya muchos que no creen en la vida, mucho menos en la resurrección, pues para ellos es también este mensaje: Dios nos ha creado por amor, nos ha dado la vida para ser felices y se mantiene siempre fiel a su promesa. Ahora es necesaria la respuesta del hombre, acepta esta salvación, esta propuesta de felicidad o busca por otros caminos, la vida que Dios nos ofrece no es para resolver problemas, sino para emprender viajes en compañía de Jesús, que nos ofrece la posibilidad de ir a la casa de nuestro Padre.

Dios es un Dios de vivos y por tanto de la vida, y necesitamos en primer lugar vivir nuestra vida en plenitud, reconociéndola como el gran regalo que Dios nos hace, compartirla con quien esta a nuestro lado, dar testimonio ante los demás que es posible el disfrutar la vida sin dañar nuestro entorno. Es necesario vencer el egoísmo que nos lleva a pensar sólo en lo que yo necesito, y comenzar a pensar en lo que el otro, mi hermano o hermana necesita, porque es así como lograremos que ya nadie sufra en silencio su necesidad. Que la vida que Dios nos da la vivamos en plenitud, que la compartamos con generosidad, y extendamos el Reino de Dios que es reino de vida y verdad. Feliz Domingo