25 diciembre 2010

No les tengan Miedo a sus hijos

Posted by P. Pedro Ayala | 25 diciembre 2010 | Category: |

P. Emilio González Magaña S.J.

¿Tiene sentido celebrar la fiesta de la Sagrada Familia cuando el aborto va siendo más aceptado? ¿Debemos aceptar -por fuerza-, los “matrimonios” homosexuales? El constatar cómo se han roto los más elementales valores de unidad, respeto, diálogo y convivencia en muchas familias, puede ser una oportunidad para animar a los padres a que no les tengan miedo a sus hijos y los eduquen según los criterios que nunca pasarán de moda. La conmemoración de una familia integrada y feliz como la de Nazaret puede ser un motivo de esperanza para quienes sufren los problemas de infidelidad en el matrimonio. Cuando todo indica que nos hemos dado por vencidos, la fiesta de hoy nos permite reflexionar algunos problemas para que aspiremos a un estilo de vida y un ambiente en el que los hijos somos invitados a no olvidar jamás el respeto debido a los padres y acoger con humildad sus consejos.

Con tristeza y una profunda sensación de impotencia podemos constatar el deterioro sostenido, progresivo e imparable en los resultados de la enseñanza dentro de las escuelas ya sean católicas, laicas, privadas o gubernamentales. El nivel académico está bajando año con año... los niños aprenden cada vez menos cosas en la escuela y las pocas cosas que aprenden, las aprenden mucho peor. Es lamentable comprobar que algunos padres atacan a los maestros, sólo por hacer el trabajo que ellos debieran hacer en casa y disciplinar a sus ingobernables hijos. Los buenos maestros ya no pueden corregir a sus alumnos y hasta parece que les tienen que pedir permiso para enseñarles. Muchos padres de familia, en lugar de agradecer a un maestro el interés por sus hijos, lo acusan con los directivos de ser excesivamente duro, caduco, que no comprende a la niñez y a la juventud actual. Es común que un maestro cristiano que no sea cómplice de la situación, sea “reconocido” con una severa reprimenda o con el despido pues lo que importa es no tener problemas y llevar adelante una “reforma educativa”.

Las familias cristianas tienen la obligación de intervenir en la educación a sus hijos y no esperar a que sean los psicólogos quienes decidan. Si éstos no son cristianos, más aún, si no son verdaderamente profesionales, lo resolverán todo con excesiva facilidad pues verán como inconsistencias los defectos, errores y pecados de los jóvenes, eximiéndolos de toda responsabilidad. Todo pareciera indicar que hoy nadie puede regañar, llamar la atención o castigar, pues eso sería tan ridículo como castigar a alguien porque le dio sarampión. El resultado es evidente y nos encontramos con niños y jóvenes majaderos y violentos en las aulas, en los autobuses, en las calles... Está de moda faltar al respeto a la autoridad, está prohibido prohibir. Se ha perdido el respeto a los ancianos y a la mujer; es común escuchar a jóvenes de ambos sexos hablar con palabras soeces y altisonantes que antes solamente se escuchaban en las cantinas de mala muerte.

Los padres de familia no deberían tener miedo a inspirar en sus hijos el deseo de ser mejores, de llegar a una superación que rechace la mediocridad y a distinguirse entre una muchedumbre amorfa, sin identidad, sin ningún tipo de conciencia. Hoy es infinitamente más fácil formar jóvenes “grises”, maleables, que se integren fácilmente a la sociedad, con la escala de valores que esté de moda y que cambie con los vaivenes de la opinión pública, para llevarlos a donde le convenga.  Tiene mucho más éxito comunicar religiones facilonas y permisivas que transmitir una moral basada en los Diez Mandamientos que, según unos cuantos, se han convertido en material obsoleto predicado por curas anticuados. Corremos el riesgo de emular una ética que defiende unos derechos humanos en los que los criminales reciben mejor trato que sus víctimas. Un sacerdote ya no puede decir nada porque corre el riesgo de ser acusado de borracho, homosexual, pedófilo o de meterse en política.

Las familias mexicanas no pueden dar la espalda al reto de ser un contrapeso a una sociedad sin fundamentos que no desea jóvenes libres que se destaquen por su conciencia crítica, porque es más fácil manipular a quienes no piensan y se conforman con ser del montón y se insertan anónimamente en su lógica consumista. Es precisamente ahí donde las familias pueden ayudar a sus hijos presentándoles modelos dignos de ser emulados ya sea en los auténticos héroes nacionales, los grandes sabios de la humanidad, los humildes santos y, por supuesto, Jesús de Nazaret quien presenta una propuesta difícil pero a la vez hermosamente atrayente y capaz de dar respuestas creíbles a los jóvenes que ansían y merecen un futuro mejor y lleno de esperanza.

Currently have 2 comentarios:

  1. Muy buen y atinado consejo para estos tiempos donde en realidad se ha perdido el respeto hacia los demas ,y el valor moral en realidad ya no es tan importante.Gracias y que Dios los bendiga por tan buenos consejos

  2. Muy buen,y atinado consejo y mas para,estos tiempos donde el respeto, y el valor moral han dejado de ser importantes para nuestros jovenes,gracias por que a veces nosotros como padres de familia nesecitamos que nos recuerden el papel de nosotros como padres ante la sociedad mas que nada como unos buenos cristianos.MUCHAS GRACIAS Y QUE DIOS LOS BENDIGA


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